Pasaje Clave: Juan 6:41-71

COMAN DE MÍ, SOY LA MEJOR COMIDA 2
¿Cómo reaccionaron los judíos ante las palabras de Jesús? (vs.41-42).
Murmurar es hablar en voz baja en contra de alguien para desacreditarlo, criticarlo o descalificarlo. Por ejemplo: “Mira a la rubia que horrible que le queda el vestido”, “Ese agrandado del líder se cree el pastor de la iglesia”,  “Aquel canta y ora pero transa con todas las del coro”, “Qué cara de idiota que tiene ese bobo de ahí”, “Pobre, es tan, pero tan hueca, solo cuerpo y nada de cerebro”…
El murmurador nunca va de frente, no te dice las cosas en la cara porque es un cobarde, las dice por detrás. Busca a dos o tres y les habla mal de este, de aquel y del otro, y lo hace a escondidas. Eso mismo es lo que hacían estos judíos con Jesús: murmuraban de él.

Pero Jesús ya lo sabía (vs.43), ¿y qué les responde? (vs.44-46).
Si crees en Dios, cree también en Jesús, porque Jesús es Dios. Si dices que oyes a Dios, cree en Jesús porque Él ha visto a Dios y viene de Dios.
¿Quién tiene vida eterna y por qué? (vs.47-48).

Jesús, una vez más, se compara a sí mismo con el pan, con comida, ¿y qué dice de sí mismo? (vs.50-51).
Los judíos vuelven a reaccionar mal y demuestran que no entendían nada de nada, ¿qué comentan? (vs.52).
¡Y dale con el canibalismo! Pero Jesús no está hablando de eso. Mira su respuesta en los vs.53 al 58.
De diferentes maneras, y con diferentes ejemplos (carne, sangre, pan, comer, beber), Jesús está diciéndoles: “¡Crean en mí, soy Dios! Soy el que viene del cielo para darles vida. Si creen en mí y me invitan a sus vidas será como si me “comieran y bebieran”. Mi vida se unirá a la de ustedes, mi poder será su poder y mi amor será su amor”.

DISCÍPULOS SÍ, RELIGIOSOS NO
Recuerda que Jesús tenía 12 discípulos íntimos pero eran muchísimos más los que lo seguían. Ante las palabras de Jesús, ¿cómo reaccionaron muchos de sus discípulos? (vs.60, 66).
¡No les gustó lo que oyeron y muchos lo abandonaron!

¿Qué les dice entonces Jesús? (vs.61-65).
Yo les hablo palabras que son vida, palabras que alimentan el espíritu. Mis palabras encienden el amor de Dios y despiertan el deseo de hacer lo que a él le agrada, pero ustedes no creen.
Les hablo perdón, les hablo amor, les hablo poder, les hablo libertad, les hablo salud, les hablo pasión, les hablo revelación, les hablo compasión, les hablo nuevas oportunidades… pero ustedes no creen.

Jesús te llama a ser discípulo, no “comentarista” de reuniones, no “evaluador” de la vida de otros, no “opinador” de ministerios ajenos, y mucho menos un “religioso” que asiste a la iglesia por obligación.
Jesús nos llama a ser discípulos.

  • El discípulo conoce a Jesús, lo sigue y lo ama. El que no es discípulo pone excusas, se evade y se escapa. “Ama” lo que no es de Dios.
  • El discípulo renuncia a todo aquello que le estorba (sea o no pecado). Jesús lo llama “la carne” (vs.63). Renuncias al alcohol,  a la pornografía, a tener sexo con tu novio/a, a ganar dinero fácil. Renuncias a leer, escuchar o mirar lo que no te edifica. Renuncias a los rencores, los reproches, al chisme y la bronca. Renuncias a la pereza, a compararte con otros, a la crítica y a las acusaciones. El que no es discípulo no está dispuesto a renunciar a nada (100% carne).
  • El discípulo sigue a Jesús. Él es su modelo, no la iglesia evangélica, no la religión, sino Jesús. El que no es discípulo sigue a cualquiera y termina atado a un montón de mentiras.
  • El discípulo escucha la verdad de Dios, cree su Palabra, la declara en fe y la obedece. El que no es discípulo hace lo que quiere. Y así le va, mal.
  • El discípulo establece un orden de prioridades en su vida. Trabaja pero Jesús está primero. Estudia pero Jesús está primero. Tiene ministerios y dones pero Jesús está primero. Disfruta de su familia pero Jesús está primero. Se enamora pero Jesús está primero. Hace negocios, invierte, pero Jesús está primero. Disfruta de la vida pero Jesús está primero. Desea que Jesús sea el primero en todo. El que no es discípulo pone todo antes de Jesús.

¿Cómo vives, como discípulo o como religioso? ¿Amas a Jesús, lo deseas, lo buscas, le crees o te las arreglas como puedes?
Declara como Pedro: “¿A quién voy a ir? Tu tienes palabras de vida eterna, tu eres el Hijo de Dios, y yo te creo”. (vs.68-69).

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Juan”

Por Edgardo Tosoni

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