Pasaje clave: Salmo 139.

¿Qué ves cuando te miras en el espejo? ¿Desearías ser otra persona? ¿O te entusiasmas por ser cómo eres?

Pero, “¿qué pasa si no soy delgada, bella, atlética o talentosa como todas las demás?” “¿Y si no me destaco entre mis amigos?”. 

“¿Cómo puedo aceptarme tal como Dios me hizo cuando los demás parecen ser mucho mejores que yo en todo?”.

El desafío que tienes es entender que Dios te ha creado como un ser especial y único. Y Él ha puesto en ti, dones y cualidades que debes descubrir y desarrollar. Él te ha dado características únicas. Créele a Dios. Eres única/o y especial para Él.

Tu sentido de inferioridad, de incapacidad, de desamor o de falta de aceptación se agiganta cuando te comparas con otras personas y piensas que ellas sí tienen y reciben todo lo que a ti te falta. Pero esto no es verdad, porque sólo miramos en los demás lo que nos conviene y aquello que sentimos que a nosotros nos falta.

Si no eres buena/o en matemáticas seguramente te compararás con “la cerebrito de los números” que aprueba todo con 10. Pero, ¿y el resto de la vida de esa/e chica/o?

Si estuviéramos en la vida de las personas con las que nos comparamos nos daríamos cuenta que además de sus cosas buenas, también tienen sus propios problemas no resueltos, sus dramas, sus momentos desagradables y sus complejos. ¡Y grande sería tu sorpresa si descubrieras que ellas también se comparan con otros porque se sienten inferiores, incapaces o dejadas a un lado en áreas de sus vidas que ni conoces!

¿Por qué tratar de ser como otros si Dios ha establecido que puedes ser tu misma/o? No hay motivos para que te compares con los demás. Dios ha puesto en ti todo lo que necesitas para tener éxito en lo que emprendas, siempre que le creas a Él. Eres hija/o del Rey. Todo lo que necesites te lo dará Él. Y en todo lo que emprendas te irá bien.

Deja de invertir tiempo y energía tratando de ser algo que no eres. Por fe acéptate y mírate a ti mismo como Dios te ve: hermosa/o, capaz, con dones, inteligente, sensible y única/o. No existe otra/o como tú. ¡No la hay! No vivas inconforme e inseguro creyendo que otras personas son mejores que tú. Vive con pasión y propósito, agradeciendo y dando la gloria a Dios por todo lo que Él ha sembrado en tu vida para ser desarrollado.

Piénsalo.

Haz una lista de tus áreas fuertes. Habilidades, dones, cualidades positivas, características que te hacen única, etc. Dale gracias a Dios y declara “soy única y especial porque… (menciona lo que has escrito)”. ¡Y disfrútalo!

Y ahora haz una lista de tus áreas débiles. ¿Por qué son débiles? ¿Por vagancia, dejadez, abandono, indiferencia? Evalúate responsablemente. Solo así darás el primer paso hacia una solución.

¿Qué podrías hacer para mejorar en cada una de ellas? ¿A quiénes podrías pedirle ayuda para mejorar?

Medita en el Salmo 139. Memorizalo. Y recuérdate a ti misma/o: “Soy único y especial”.

Por Edgardo Tosoni

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí