Pasaje clave: 1º Crónicas 18.

¡NUNCA MÁS!

Cuando lo derrotes, nunca más el enemigo tendrá victorias sobre tu vida.

Nunca más será la victoria de la traición, de la mentira ni de la infidelidad.

No será más la victoria del alcohol, de las drogas o de las pastillas.

No será más la victoria de la pornografía ni del sexo fuera de lugar.

No será más la victoria del odio, del desprecio, del rechazo y de la burla.

No será más la victoria del miedo ni de la inseguridad.

No será más la victoria de la desilusión.

Nunca más será la victoria del dolor ni de la enfermedad.

No será más la victoria del desamor, la indiferencia y la frialdad.

No será más la victoria del fracaso, la frustración y el decaimiento.

No será más la victoria de la depresión, el bajón y la amargura.

No será más la victoria del divorcio, la división y la separación.

Nunca más será la victoria de la violencia, el abuso y el maltrato.

No será más la victoria de los que amenazan, de los que meten miedo, de los que acusan, juzgan, condenan y señalan.

No será más la victoria del pecado ni de la culpa.

No será más la victoria de la vergüenza, de la descalificación y del sentirte menos que los demás.

No será más la victoria del silencio que encubre, oculta y calla.

No será más la victoria de la pobreza, la escasez y la postergación.

Nunca más (repítelo bien alto y fuerte), “¡nunca más el enemigo volverá a tener victorias sobre mi vida! ¡Nunca más!”

David los venció uno a uno. Los buscó, los enfrentó y acabó con ellos, uno a uno. ¡Haz lo mismo!

Uno a uno, arrepiéntete y confiesa tus pecados.

Uno a uno, arrepiéntete y confiesa tus errores.

Uno a uno, arrepiéntete y confiesa tus debilidades.

Renuncia en el nombre del Señor Jesús a todo lo que te estorba. Confiésalo delante del Señor y delante de uno o dos pastores llenos de la presencia de Dios, temerosos de Dios, rectos en su vida, que no te juzgarán ni te condenarán, sino que oirán tu confesión, orarán por tu vida, soltarán palabra de libertad y bendición, y como Jesús hablándole a la adultera, te dirán: “Anda y no peques más”. (Yo tuve que hacerlo).

Serás libre, y nunca más (vuelve a repetirlo alto y fuerte), “¡nunca más los demonios inmundos tendrán autoridad legal sobre mi vida porque tú, Señor Jesús, me hiciste libre! Y de ahora en más viviré en tu presencia, y andaré de victoria en victoria, de triunfo en triunfo, de gloria en gloria y de poder en poder, amándote con todo mi corazón… cada día más”.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: 1º Crónicas»

Por Edgardo Tosoni

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