Pasaje Clave: 2º Crónicas 24

¿A qué edad comenzó a reinar Joás y cuántos años fue rey en Jerusalén? (vs.1, 2º R.11:21, 12:1)

¿Qué hacías tú a los 7 años de edad? ¿Recuerdas a qué jugabas? ¿Qué aprendías en el colegio? ¿En qué líos te metías? ¿Qué mirabas en la T.V.?
A esa edad yo estaba en 2º grado de la primaria, jugaba con los Rasti, los Mis Ladrillos y el Mecano (¿existen todavía? hoy está de moda el Lego) construyendo armas, aviones y autos… Peleaba con mis dos hermanos más chicos y veíamos tele en blanco y negro y no recuerdo mucho más… (es que ahora también tengo 7 años pero multiplicados por 6,5, jajajaja)

Joás a los 7 años reinaba. ¡Puedes creerlo! ¡7 años y le tiran encima la enorme responsabilidad de ser rey! Un niño a esa edad piensa en jugar, en sentarse en las rodillas de su papá y descansar buscando protección, en que la mamá lo ayude a bañarse, lo arrope y lo bese antes de irse a dormir. En ir al colegio, aprender a leer y a escribir, y correr con sus amiguitos en el patio durante el recreo. Su máxima preocupación deberían ser los ejercicios de matemáticas o cómo vestir y peinar a sus muñecas. ¿Pero ser un rey? Obviamente tenía consejeros adultos y uno en particular que mentoreó su vida durante muchísimos años.

¿Con qué actitud reinó y quién fue su máxima influencia? (vs.2, 2º R.12:2)

¿Le prestaste atención a la frase: “mientras el sacerdote Joiada vivió…”.

¿Entiendes? Mientras Joiada fue su mentor (guía, instructor, consejero, ¡hasta padre adoptivo!), Joás fue un excelente rey, temeroso de Dios y restaurador de la casa de Dios y de la vida espiritual del pueblo, pero cuando Joiada muere algo cambia en el corazón de Joás y sus últimos años fueron de lo peor. Vamos por parte.

¿Qué decide hacer Joás siendo ya adulto? (vs.4-5, 2º R.12:4-5)

¡Buenísima decisión! Reparemos la casa de Dios. La loca y endemoniada Atalía la había destruido (vs.7), Joás da la orden de reconstruir. Pero ¿con qué dificultad se encuentra y a quién recurre? (vs.5b-6, 2º R.12:6-7)

¡El gremio de los levitas no tenía ganas de trabajar! Los muchachos no tenían ninguuuuuuún apuro en recaudar el dinero necesario para las R.12:9)

¿Y qué resultados obtienen? (vs.10-11, 2º R.12:10)

¿En qué se invertía todo el dinero recaudado? (vs.12-14, 2º R.12:11-16)

¡Exacto! Lo invertían en reparar, restaurar y restituir la casa de Dios junto a todos los objetos santos, ¡además de pagarle a los trabajadores!

Mira lo que diferentes versiones de la Biblia dicen acerca de aquellos que administraban el dinero ¡y era muchísimo dinero el que pasaba por sus manos!:

  • “Lo hacían ellos fielmente” (versión Reina Valera).
  • “Actuaban con honestidad” (versión de Jerusalén).
  • “Procedían con toda honradez” (versión NVI).

En pocas palabras: no eran corruptos, no robaban. Imagínate por un momento si así fueran nuestros ministros, políticos, gobernadores, jueces y fuerzas policiales. Fieles en el uso del dinero, honestos y honrados. ¡Pero lamentablemente no es así! Y aunque no podamos controlar lo que ellos hacen, sí podemos ser honrados, honestos y fieles con lo que Dios nos da a nosotros, con nuestros ingresos, nuestros negocios, gastos, inversiones, diezmos y ofrendas, con la mensualidad que recibes de tus padres. Dios respalda la honestidad, Él bendice la honradez.

¿A qué edad muere Joiada y qué grandes honores le rinden? (vs.15-16)

“Lo sepultaron con los reyes”. ¡Wooooww! Es que Joiada fue un sacerdote rey. Acompañó el reinado de Joás durante su infancia, y luego trabajó intensamente para que cada decisión de Joás fuera la correcta liderando al pueblo de acuerdo a los valores de Dios.

EN CAÍDA LIBRE…

No sabemos qué cambio en el corazón de Joás. Tal vez por primera vez en su vida se sintió “libre” de hacer lo que él quería sin tener encima la mirada de Joiada. Tal vez la muerte de su mentor lo dejó shockeado y sin rumbo… ¡pero ya no tenía 7 años! Era un adulto responsable por sus decisiones y éstas fueron de lo peor a tal punto que perdió hasta el privilegio de ser sepultado con los reyes junto al hombre que salvó su vida (vs.17-26, 2º R.12:17-21).

¡Qué pena empezar tan bien y terminar tan mal! No serás recordado por tus comienzos serás recordado por tu final.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: 2º Crónicas»

Por Edgardo Tosoni

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