Pasaje Clave: 1º Reyes 13.

ALTARES DE MALDICIÓN EN TIERRA DE BENDICIÓN
Vuelve un momento a 1º R.12:29, 32 y 33. En cuatro oportunidades se menciona la ciudad de Bet-el. Bet-el significa “Casa de Dios” y desde la época de Abraham fue una tierra consagrada a Dios porque allí los antiguos patriarcas edificaron altares a Dios. Y allí volvían una y otra vez, y allí Dios les hablaba y se revelaba a ellos. (Lee más acerca de esto en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis. Días 7 y 17”).
En el lugar en el que adoras, en el que buscas a Dios, en el que tienes ese tiempo personal y privado con el Espíritu Santo, allí está tu Bet-el, porque ahí es donde levantas altares a Dios. Y desde allí Dios te escucha, te sana, te perdona, te bendice y te prospera en todo lo que haces.

Sin embargo Jeroboam no sólo no creyó ni le importó la palabra que le fue dada sino que además se construyó sus propios dioses (toros de oro), edificó altares de maldición en Bet-el y en Dan y allí los adoraba.
¿Entiendes lo que hizo? Le dio a Dios imagen de toro, lo redujo a Dios a la forma y al tamaño de un animal. Lo trató a Dios de animal, de bestia, y al hacerlo violó deliberadamente los mandamientos que Dios mismo había dado (Éxodo 20:3-5, 22-23).
Tan grande fue su ofensa que Dios le envía un profeta (vs.1-2).
¿Leíste bien? ¿A quién le habla el profeta?
“Altar, altar, de la descendencia de David nacerá Josías el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes paganos y quemará sobre ti huesos humanos”. Y junto con la palabra le da una señal para confirmarla (vs.3).
Escucha bien: 360 años después se cumple esta palabra cuando Josías es proclamado rey de Judá y arrasa con toda la idolatría. Puedes leerlo en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: 2º Reyes. Día 28”. Lo que Dios habla se cumple siempre. Lo que Dios dice sucede.

¿Cómo reacciona Jeroboam y qué le sucede? (vs.4)
¿Qué pasa entonces con el altar? (vs.5)
¡Alto milagro! Para que no quedara ninguna duda de que la palabra venía de Dios, se seca una mano y se parte en mil pedazos el altar de maldición. ¡Dios mismo se lo rompe en su propia cara!
Dios viene a romper en tu vida TODO lo que has edificado que no es de Él. En este tiempo Dios se levanta por medio de su Espíritu Santo para romper en mil pedazos los altares de rencor, de quejas, de amarguras, de desprecios, de amistades y relaciones de parejas negativas y perjudiciales para tu vida. Altares de lástima por ti mismo, de bajones, de incredulidad, de frustraciones, de pornografía, de sexo con tu novia/o, de adicciones. Dios no quiere altares de maldición en la tierra de tu vida. Si te has entregado a Dios, tu corazón es tierra de bendición porque habita su Espíritu. Levanta altares de gratitud, de perdón, de adoración, de fe, de amor apasionado por Jesús.

¿Qué actitud toma Jeroboam y qué consecuencias tiene? (vs.6)
Cuando hay arrepentimiento hay restauración. Sin embargo el arrepentimiento le duro muy, muy poco. Mira sus posteriores conductas (vs.33-34)
El rey invita al profeta a su casa, pero ¿qué respuesta recibe? (vs.7-10)
El profeta obedece a la palabra que Dios le había dado. Recuerda esto.

UN VIEJO MENTIROSO Y UN PROFETA DESOBEDIENTE
Hasta aquí todo bien con el profeta de Dios pero algo sucede…
¿Quién vive en Bet-el, qué noticias recibe y qué hace? (vs.11-15)
¿Qué respuesta obtiene a cambio? (vs.16-17)
¡Aplausos para el profeta! Se mantiene firme en su obediencia a Dios.

¿Qué le dice, entonces, el profeta viejo y mentiroso? (vs.18)
¿Y qué hace el profeta de Dios? (vs.19)
Desobedece. Qué pena. Venía tan bien… ¿Conoces amigos que vienen tan bien con Dios y de pronto te enteras que están haciendo cualquiera?
Ahora sí, por medio del viejo mentiroso, Dios le habla al profeta. ¿Qué le dice? (vs.20-22) ¿Y qué sucede? (vs.23-26)

Se cruzarán personas en tu vida que “sonarán” espirituales. Amigos que te nombrarán a Dios y te hablarán de su voluntad para tu vida. Personas autodenominadas “profetas” pero espiritualmente viejos, sin revelación, sin búsqueda de Dios, movidas por sus propias intenciones, emociones o pensamientos, mentirosos que te confundirán y te apartarán del propósito de Dios. Cuídate de ellos. No los escuches. Aléjate. Dios nunca se contradice a sí mismo. Dios no te dice una cosa y después te dice otra. ¡No!
Si los escuchas, desobedeces a Dios. Y cada vez que desobedeces y eres rebelde el león se acerca para quebrarte, dañarte y matarte.
Tu rebeldía le abre puertas a Satanás. Tu obediencia las mantiene cerradas.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: 1º Reyes»

Por Edgardo Tosoni

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