Pasaje Clave: Mateo 15.

En Mateo 12 vimos cómo los escribas y fariseos se enfrentaron a Jesús, y ahora vuelve a suceder lo mismo. ¿Y por qué motivos? Míralo por ti mismo.

¡ESTÁS CONTAMINADO!
¿Qué le cuestionan a Jesús? (vs.1-2).
¡Otra vez las tontas exigencias religiosas y legalistas!
Antes porque arrancaban espigas y las comían en el día de reposo, y ahora porque no se habían lavado las manos antes de comer.

¿Qué les responde Jesús? (vs.3-9)
Es una respuesta larga, así que la dividí en varias partes:

  • “Ustedes también quebrantan la ley de Dios” (vs.3).
  • “Tienen que honrar a sus padres y no maldecirlos” (vs.4).
  • “Pero ustedes no los honran porque el dinero y las cosas que tienen para ayudarlos a ellos, se las ofrendan a Dios” (vs.5).
  • “Y al hacer esto desobedecen el mandamiento de Dios por “obedecer” sus tradiciones y costumbres” (vs.6).
  • “En conclusión: ¡son unos hipócritas!” (vs.7-9).

¿Entiendes? Por ejemplo: Tienes $100 con los que puedes ayudar a tus padres, pero en vez de darles ese dinero a ellos o comprarles mercadería o ropa (o lo que necesiten), tomas los $100 y te los guardas. Y luego vas y les dices: “No puedo ayudarlos porque los $100 que tengo son para ofrendárselos a Dios”. ¡Hipócrita!

¿Qué le dice luego Jesús a la multitud que lo escuchaba? (vs.10-11).
¿Y qué les explica a sus discípulos? (vs.15-20).
La verdadera contaminación es la que sale del corazón, de la boca, cuando te quejas, insultas, gritas, maldices, mientes, amenazas, asustas, te burlas y desprecias. Pero comer sin lavarte las manos no te contamina.
Profundiza aún más este tema leyendo “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Marcos” Día 12.

¡CUÁNTA FE!
Jesús deja Genesaret y se va con sus discípulos a la región de Tiro y Sidón (vs.21).

¿Qué experiencia tiene allí? (vs.22).
“Una mujer cananea”, una pagana. No era judía, no pertenecía al pueblo de Dios, no era de “los hijos de Israel”.

¿Cómo reacciona Jesús? (vs.23-24).
¡Qué raro! Se queda en silencio. No le responde a la desesperada mujer que pedía su ayuda. ¿Es el Jesús que tú y yo conocemos? Sí, es el mismo y aunque sea difícil entenderlo su silencio significa varias cosas:
La prioridad de sus palabras y enseñanzas la tenían los hijos de Israel, no los paganos.
La prioridad de sus milagros también la tenían los hijos de Israel.
¿Será capaz ésta mujer de seguir perseverando en su ruego a pesar del silencio de Jesús?
¿Será capaz la mujer de insistir hasta obtener su milagro?

¿Cómo reacciona ella ante el silencio del Señor? (vs.25).
¡Guuaaaaauuuu! ¡Qué actitud! Era una pagana, no era de las hijas de Israel que conocían la ley y los mandamientos, sin embargo, se postra delante de Jesús. Loco, ¡lo reconoce como Señor!
Se humilla, adora con su postura y ruega.
¿Qué sucede después? (vs.26-27)
“Aunque yo no sea hija, aunque tal vez sea como un perrito, aún a los perritos se les permite comer las migajas de los hijos”.
¡Qué ágil para responder! “Aún una migaja que tengas para mí será suficiente para conseguir el milagro”.
¿Y qué le respondió Jesús? (vs.28).
Jesús admiró la fe de la mujer.
Jesús le concedió lo que ella quería. “Hágase contigo como quieres”.
Jesús le sanó completamente a su hija.

¿Qué es lo que quieres? ¿Qué necesitas realmente?
Lo que quieres, ¿es para ti o es para otros? ¿Serás capaz de postrarte delante de Jesús y creer que Él puede hacer un milagro?
Ponle nombre al milagro que necesitas, porque hay uno esperando por ti. Y si crees y lo pides, lo recibirás.

Lee el resto de las historias de este capítulo en  “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Marcos” Día 14.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo»

Por Edgardo Tosoni

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