Pasaje clave: Lucas 5.

Cuando el Señor nos llamó para ser parte de su reino, fue un momento muy especial en nuestras vidas. Pudimos experimentar un poderoso cambio que comenzó de adentro hacia afuera. Pedro, Jacobo y Juan fueron los primeros llamados por Jesús. No cambiaron instantáneamente, les llevó tiempo, pero comenzó ese día cuando “dejándolo todo le siguieron”.

¿Qué otros cambios poderosos sucedieron en la vida de las personas? (vs.12-13, 18-25).

El deseo del paralítico, la actitud de sus amigos y el encuentro con Jesús, produjo el milagro. Pero si no hubiera sido por la insistencia de los amigos el paralítico hubiera muerto paralítico. La actitud marcó la diferencia: el paralítico quiso ser sanado, los amigos trabajaron para que tuviera un encuentro con Jesús, y finalmente, Jesús lo sanó y restauró.

Tú y yo, somos “los amigos”. Tus amigos que no conocen a Jesús son como “el paralítico”. Y Jesús ya sabes quién es.

Si invitas a tus amigos y te animas a compartirles de Jesús, y si ellos quieren y deciden conocer a Jesús, entonces Jesús los salvará, los perdonará y los sanará. ¿Y sabes qué? Habrá un “paralítico” menos, un pecador menos, un condenado menos, y será un salvado más, un discípulo más, un líder más, un amigo más con quien puedas compartir la misma fe y el mismo amor por el Señor.

¿Cómo reaccionaba la gente ante esos poderosos cambios? (vs.15 y 26).

Lo que Jesús hace siempre es increíble, y salvo que seamos muy mal llevados, no podemos menos que reconocerlo y adorarlo. ¡Eso sí es fama y popularidad! Aunque Jesús nunca la buscó ni le importó porque Él no venía buscando el reconocimiento de la gente. Y acuérdate que muchos de los que lo admiraban y lo seguían para oírle hablar, fueron quienes después le gritaron “¡crucifíquenlo!”.

Jesús no se dejaba influenciar por la opinión de la gente, ¿sabes por qué? Porque la opinión de las personas cambia, y cambia, y cambia. Hoy te dicen que eres el mejor y mañana que no sirves para nada. Hoy te tratan de princesa y mañana de “gorda fea”. Hoy te dicen que eres “comprometido” porque no faltas a ninguna reunión y mañana te tratan de irresponsable porque llegas tarde. No vivas tu vida ni tomes tus decisiones por la opinión de los demás. Busca consejo y pregunta todo lo que necesites saber, pero cuando tengas que decidir métete en la presencia de Dios y consulta con el Señor.

La fama y popularidad de Jesús iban en aumento pero, ¿Él qué hacía? (vs.16).

Piénsalo.

Tenemos tiempo para un montón de cosas, menos para orar en serio. Tenemos tiempo para todo lo que nosotros queremos, pero no para orar de verdad. Para orar siempre nos falta tiempo, ¿por qué nos asombramos entonces de nuestra pobreza espiritual y de nuestra falta de poder y autoridad? ¿Por qué nos asombramos de nuestra escasez de frutos y de resultados?

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Lucas”

Por Edgardo Tosoni

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