Pasaje clave: 1º Pedro 3:8-12.

«Sacar la basura, armar tu cama, ordenar tu habitación, limpiar el baño (puaj…), lavar los platos, desengrasar la cocina, barrer el comedor, encerar el living, barrer el patio, barrer la vereda, barrer… barrer… ¡basta, por favor, basta! ¡No me castiguen más!»

Tranquilo. Las tareas del hogar son parte de la vida. Siempre han existido y siempre existirán. Ordenar tu habitación, extender tu cama, limpiar tus muebles, acomodar tu escritorio, poner en orden tu ropa, lavar el baño, hacer mandados, poner la mesa y servirla, encerar el piso, lavar la ropa, tender la ropa, planchar la ropa, doblar la ropa, guardar la ropa…

¿Cuál es tu actitud frente a ellas?

En su primera carta, el apóstol Pedro no habla sobre las tareas del hogar, pero sí sobre la actitud que podemos tener frente a ellas, y frente a todas las cosas de nuestra vida que tenemos que hacer aunque no nos guste hacerlo:

1. Ten una actitud de amor en todo lo que hagas.

2. No devuelvas mal por mal. Si te gritan, no les grites. Si se quejan de ti, no te quejes de ellos.

3. Bendice. Habla bien y haz el bien.

4. Controla tu lengua. Haz las tareas sin quejarte.

5. No digas mentiras. Si no hiciste lo que te pidieron que hagas, no mientas. Di la verdad y enfrenta las consecuencias.

6. Apártate del mal. Sé honesto. Hazlo cuando te dicen que lo hagas.

7. Vive en paz, aun cuando haya ambientes familiares que no la favorezcan. Acepta la crítica y el elogio.

8. Ayudas a tus padres y los liberas de cargas «extras» al colaborar con ellos con una actitud de bendición.

Requiere mucha energía mantener una casa en orden. A veces los padres pueden estar tan ocupados, que asignan tareas sin pensar en tus exámenes o salidas. Pero eres parte del hogar y tienes que colaborar en su cuidado.

Si eres “adulto” para salir, pedir dinero y reclamar derechos, lo eres también para mantener tu habitación en orden, ser responsable con tus estudios y colaborar en tu casa.

Si eres “adulto” para exigir libertades y derechos, lo eres también para asumir responsabilidades.

La misma fórmula que te ayudará en tu actitud frente a las tareas del hogar, también te ayudará en las diferencias con tus padres. Manteniendo la calma y siendo razonable (controlando tu lengua y haciendo lo mejor que puedas para mantener la paz), demostrarás una actitud agradable a tus padres y a Dios. ¡Inténtalo!

Piénsalo.

¿Por qué crees que tener una buena actitud en servir a otros (incluso a tu familia) agrada a Dios?

De acuerdo a 1º Pedro 3:12, ¿cuál es la bendición de una correcta actitud?

Por Edgardo Tosoni

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