Pasaje Clave: Marcos 15:21-47.

EL CUADRO DEL INFIERNO: CRUCIFIXIÓN Y MUERTE
Repasemos los hechos tal como los describe Marcos, aunque recuerda que el cuadro completo solo es posible verlo con el aporte de los cuatro evangelios.

¿A quién obligan a llevar la cruz de Jesús? (vs.21).
Seguramente Jesús ya no tenía fuerzas para seguir cargando la pesada cruz en la que lo colgarían. El estrés, el cansancio, la lucha espiritual en el Getsemaní, los interrogatorios, el maltrato físico y psicológico al que fue sometido, consumieron completamente sus energías.

¿En qué lugar lo crucifican? (vs.22).
No, no era el nombre de un boliche, sino un lugar de tortura y muerte.
¿Qué le dan a beber y qué hacen luego de crucificarlo? (vs.23-24).
El vino mezclado con mirra actuaba como un sedante, una especie de tranquilizante para “apaciguar” el dolor. Jesús lo rechaza. Aún clavado a una cruz y sintiendo en cada músculo de su cuerpo el dolor más profundo y terrible que puedas imaginarte, él no recurre a drogas para “volar” de aquella horrorosa realidad. Al pie de la cruz, los soldados apostaban y se jugaban la ropa de Jesús, tal vez por su gran valor económico, o tal vez como reliquia, como trofeo, o como amuleto. ¿Qué pasaría por la cabeza de aquellos tipos? Tan acostumbrados estaban al dolor ajeno y a la muerte que no les importaba nada de nada.

¿A qué hora lo crucificaron y a qué hora murió? (vs.25, 34-37).
Sólo 6 horas estuvo Jesús colgado en la cruz. Parece muy poco tiempo, y lo es. Pasas más tiempo en el colegio o trabajando, en el Facebook, con tus amigos o con los videojuegos, sin embargo esas 6 horas fueron las más crueles, horrorosas y perversas que una persona pudo haber soportado. Olvida cualquier idea superficial que tengas sobre la cruz y préstale atención a la siguiente descripción que Josh McDowell hace acerca de ella:
“Una muerte por crucifixión parece incluir todo lo que el dolor y la muerte pueden tener de horrible y espantoso: vértigos, calambres, sed, hambre, insomnio, fiebre traumática, tétano, vergüenza, larga duración del tormento, horror de anticipación, mortificación por causa de las heridas desatendidas.

La posición incómoda haría que todo movimiento resultara doloroso, las venas laceradas y los tendones aplastados palpitaban con angustia incesante, las heridas inflamadas por estar al aire se gangrenaban gradualmente; las arterias, especialmente en la cabeza y en el estómago, se hinchaban y oprimían con la sobrecarga de sangre, y mientras que cada variedad de miseria iba en aumento, se añadía a ellas el intolerable tormento de una sed quemante y rabiosa…”. “…esta era una muerte tremendamente dolorosa en la cual cada nervio del cuerpo gemía de angustia”. (“Evidencia que Exige un Veredicto”. Pag.198).

¿A quiénes crucificaron junto con Jesús? (vs.27-28).
Si lees Lucas 23:39-43, te sorprenderás de la actitud de estos ladrones, pero más aún del amor y de la actitud de Jesús. Piénsalo.
Además del dolor físico, ¿qué otro tipo de dolor experimentó Jesús mientras estaba colgado de esa cruz? (vs.29-32).
¿Cómo puedes burlarte de alguien que sufre de esa manera? ¿Tan insensibles eran? ¿Tanto lo odiaban y despreciaban? Si puedes observar más allá de lo natural te darás cuenta que detrás de cada desprecio y de cada palabra de descalificación se escondía el odio de Satanás.

¿Qué sucede a la hora sexta? (vs.33).
La hora sexta es bien al mediodía, para nosotros serían las 12 o 13 hs.
¿Y a la hora novena? (vs.34-37).
Aquellas fueron las horas del triunfo de Satanás, su breve e insignificante “momento de gloria”, su despreciable victoria. Su risa diabólica retumbaba en todo el universo mientras el cielo guardaba silencio. Dios estaba en silencio y ningún poderoso ángel se atrevía a moverse. ¿Sabes por qué? Porque en ese mismo instante de oscuridad, vergüenza, abandono y muerte, nuestros sucios e inmundos pecados colgaban de aquella cruz. Jesús se hizo pecado. Lo hizo para que la justicia de Dios se cumpliera: el que peca tiene que morir. Lo hizo por amor a nosotros: ocupando nuestro lugar, siendo nuestro sustituto. Trayéndonos una nueva oportunidad.
¿Necesitas amor? ¿Necesitas sentirte amado? Mira a Jesús colgando de esa cruz, míralo cargando tus pecados (todos ellos), míralo muriendo por amor. Míralo mientras le escuchas decir: “Lo hice por ti. Te amo”.

Lee más acerca de la muerte y sepultura de Jesús en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Juan” Día 28.

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Marcos”

Por Edgardo Tosoni

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